Sentencia

Los cuervos sobrevuelan mi cabeza. Miro el espacio entre la cama y la reja. Realmente es corto, pero ¿para qué mas espacio no?.
No vale la pena torturarse diciendo ¿por qué lo hice?, todo acto tiene su consecuencia. Mi acto fue brutal, y aunque estuve fuera de mí, debo tener un castigo.
Nunca le falle a mi familia, nunca quise avergonzar a mi madre, y todo lo termine haciendo en 20 minutos… nada de penas, debo ser fuerte y acatar la ley.

- tienes visita, dijo el gendarme.
- No quiero ver a nadie, dije en tono fuerte, pero sin sentimiento.
- Es tu madre, volvió a decir en tono seco, mirando mis tobillos magullados.

El pecho me provoco un suspiro, ¿como podría soportar su mirada?, como decirle que por un momento de ira, eche mi futuro al viento…no, no soy tan fuerte, y no puedo estar mal, no puedo verla…

- dile que no…no quiero verla.
- Bien, es tu derecho, dijo cerrando la reja que me separaba de la libertad.

Los días cruzaban la ventana de mi celda, los pájaros se oían a lo lejos. La noche duraba mas de lo que quisiera, los demonios me atacaban a esas horas, me torturaban, me enseñaban el crimen una y otra vez…me mostraban el camino que no tome, el que debí tomar, lo que no debí hacer…
El sudor me despierta, la soledad me ensordece. Como muy poco. No salgo de la celda… ¿para que?

- hey, dijo el gendarme una mañana, llego tu sentencia, tu abogado viene en camino.
- Bien, dije casi sin emoción.

La respuesta fue peor de lo que suponía, sentencia de muerte me dijo el abogado, con su cara de pesar, la que me repugno.
En el silencio de la noche, en la soledad de mi celda…llore, como un niño llore.

- tienes visita, dijo el gendarme.
- No quiero ver a nadie.
- Es tu último día. Son tus ultimas horas dijo con un preocupado acento.
- Déjame ¿quieres?
- Es tu madre, debes verla. Muy serio me dijo, despídete hombre, es tu mamá.

Con un movimiento de cabeza asentí. Era mi mamá, debía despedirme…
Ella entro, y sus brazos estaban igual como estuvieron en mi niñez…

- mamá perdóname, perdón por hacerte pasar por esto. Perdóname.
Los sollozos casi no me dejaban hablar. Ella en silencio solo me abrazaba, con lágrimas en los ojos.
- ¿es mi culpa? Dijo ella al fin, ¿en que me equivoque?
- Fui yo, nadie tiene la culpa, fue lo que estaba escrito para mi, fuiste una buena mamá, lamento no habértelo dicho antes, lamento no haber sido un mejor hijo…

El silencio llenaba la habitación…

- gracias por lo que me diste, gracias por quererme. Nunca quise hacerte llorar, lamento ponerte triste, pero creo que nunca pude ser mas de lo que realmente soy…espero que tu y Dios me perdonen, porque creo que ni yo me puedo perdonar…

El gendarme me llamó. Debía ir donde seria ejecutado.

- ahora me voy, dije mirando a mamá, pero nada de penas, quiero que recuerdes que te amo…ame tanto y tan poco, quiero que lo que recuerdes de mí, sea amor. Sé feliz y no recuerdes esta despedida, recuerda mi niñez, cuando era tu niño…
- siempre serás mi niño…dijo mi madre antes de romper a llorar.


En el momento, sentí que las sombras venían por mi, la electricidad recorre mi cuerpo, la luz se abrió en el cielo…lo único que puedo decir es perdón…perdóname padre…y la muerte me abrazo en silencio.