Una mujer ciega
de nacimiento se acerca a una iglesia a pedir limosna. Una vez en su lugar saca
una pancarta que coloca en el suelo donde se puede leer “soy una anciana ciega
y no tengo que comer por favor ayúdeme con una moneda…”
Al llegar el
párroco de la iglesia a la entrada, Vió a la anciana sentada a un costado de la
gran puerta de roble macizo.” Ella de muy mal aspecto y con el pelo enmarañado
en las puertas de la casa del señor” pensó el Párroco. Él se acerco y le dijo
con voz cansina pero firme: Hermana, no está bien que usted esté aquí,
hay lugares a los que puede obtener más limosna que en la entrada de la casa
del señor, porque no me deja acompañarla a la esquina donde pasa mucha más
gente que acá?...
La anciana
respingo la nariz y se quedo en silencio…
Hermana mire, la
casa del señor está abierta si usted quiere entrar a oír la palabra, pero la
limosna a las afueras del templo y en las fachas que usted posee no es bien
visto….
Al ver que la
anciana acomodaba su huesudo trasero en la baldosa de la opulenta iglesia, el
párroco se dio la media vuelta y entro rápidamente a “la casa del señor”…
minutos después unos hermanos algo mas corpulentos que el párroco, tomaron a la
anciana que luchó todo lo que pudo y fue llevada a la esquina de la calle
señalada por el párroco…
La anciana,
cuando la llevaban en andas hacia la esquina, lloró… fue tanta su tristeza, su
mala estrella que unos minutos en esa esquina y cayó muerta… para sorpresa de
todos los transeúntes a esas horas…
Unas semanas
después de esto, el Párroco llegó temprano al templo ya que venía su superior
de visita…
Al llegar vió a
una anciana cerca de la puerta de la casa del señor…
El párroco pensó
para sí mismo, espero que ésta no se muera cuando la mande a sacar…
Con paso cansino
se acercó a la anciana y con voz tensa pero cortes dijo: “Hermana”…
A lo que la
anciana respondió levantando su mugrienta mano. Sus ojos grises se posaron en
los ojos del párroco… el que quedó petrificado… era la misma anciana…
Alguna vez tuviste corazón hijo… yo lo sé…
Alguna vez tus ojos no mostraban ansias de poder y
reputación…sino bondad y respeto
Alguna vez fuiste alguien…hoy no eres nada…
Como yo… que alguna vez…. Fui tu madre….
Con una mano
en el pecho aferrando su cruz, fue encontrado muerto a las puertas de la casa
del señor el mejor párroco que tuvo esta ciudad.
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