Intento conseguirse prestamos, pero nadie en su sano juicio le prestaría dinero a un tipo que no dice para que lo quiere, y se nota claramente desesperado, el día jueves fue fracaso tras fracaso, no pudo conseguir lo suficiente y le faltaban mas de diez mil, tuvo que tomar una decisión ¿“mi orgullo o mi vida”?, obviamente prefirió pasar por encima de su orgullo y fue donde la ultima persona que podría salvarlo del embrollo en el que estaba metido, su padre.
Sus pies pareciera que no querían subir las escaleras que lo llevarían a la oficina del piso 10 del centro económico nacional, en donde su padre era un gerente importante. Tomo el elevador temblando y mordiéndose el labio inferior, al ver los números pasar pensaba en la posible respuesta de aquel hombre que nunca se porto como su padre, pero que según los exámenes de sangre lo era.
Al llegar al piso se encontró con la secretaria que aunque lo conocía lo trato de manera áspera.
- buenas tarde en que puedo ayudarlo- en forma irónica ella había estado presente en alguna pelea entre padre e hijo y agregándole su preferencia por su jefe en forma amorosa, la presencia de Felipe no hacia mas que hacerla pensar en como echarlo sin hacer escándalo.
- Vengo a ver a mi padre. Dijo Felipe mirándola en forma poco amigable.
- En estos momentos se encuentra en una reunión, pero si quieres puedo decirle que se comunique contigo mas tarde.
- Necesito hablar con él hoy, es muy importante.
- Él acaba de entrar y se ve que no será una reunión corta. Si quieres puedes esperarlo.
- Lo que no tengo es tiempo, hazme el favor de avisarle que su hijo necesita hablar con él.- esto lo dijo en forma seca esperando ser lo bastante claro con ella.
- Yo no puedo...tengo prohibido entrar a las reuniones de la dirección.
- Entonces tendré que entrar yo.- haciéndose a un lado y con el desconcierto de la secretaria.
Felipe camino seguro hacia la puerta que se levantaba a la izquierda de la oficina de su padre y en la cual se leía, SALA DE CONFERENCIAS prohibida la entrada a toda persona ajena al directorio.
Haciendo caso omiso a aquello, abrió la puerta sin vergüenza, y ésta sin hacer ningún ruido se abrió de par en par.
Las miradas se posaron sobre el joven que inoportunamente había violado el protocolo de no entrar cuando estuvieran reunidos en una sesión, la secretaria llego segundos después y trato de cerrar las puertas, pero Felipe se lo impidió. Su padre vio como Felipe lo buscaba con la mirada y pidiendo disculpas se levanto y fue a su encuentro.
Tomándolo por el brazo en forma brusca lo saco de la sala, llevándolo apresuradamente a su oficina.
- quieres arruinar mi trabajo, como se te puede ocurrir presentarte así, que tienes en la cabeza, mi reputación esta en juego, que es lo que te pasa, que quieres- dijo el padre de Felipe con la voz desbocada de ira y con sus ojos encendidos de rabia.
- Papá, sé que no debí hacerlo pero sabes que si no es algo urgente no vendría hasta aquí para verte, sé que no tenemos una buena relación pero necesito...
- No me digas que vienes a interrumpirme en la asamblea de directores, para pedirme dinero, maldito mal criado, aquí no se trata con hijos estúpidos entiendes, yo te dije que nunca mas te daría dinero, no estoy para fomentar tus malditos vicios, o crees que no se que te drogas?, crees que soy imbesil?
- Si me dejas explicarte...
- No necesito que me expliques, ya no quiero mas de tus explicaciones absurdas, lo que quiero es que te vallas de aquí antes que llame a los guardias para que te lleven a la salida, me entiendes.
- Papá, me quieren matar, necesito que me creas- dejo Felipe gritando.
- Esa si que fue tu última frase, quiero que te vayas y te lleves tus problemas. Tú dejaste hace mucho tiempo de ser mi problema.
Dándose la vuelta y sin mirarlo dijo- no quiero verte cuando vuelva-
Cerrando la puerta con fuerza se fue a la sala de reuniones dejando a Felipe solo en la oficina mascando la ira, la impotencia, el rencor acumulado hacia ese hombre que lo trataba como a un maldito desconocido siendo su padre, las lagrimas cayeron por sus mejillas y calló sentado en un sillón de la oficina, de su boca ya no salieron palabras, estaba todo dicho. La desesperación dio paso a la sumisión de un destino negro.
Luego de un momento se levanto y fue hasta la puerta, y una idea cruzo su mente.
Felipe en un inesperado giro se volvió sobre sus pasos, buscó en la oficina de su padre el revolver que siempre dejaba en el último cajón del escritorio, lo encontró sin problemas, era una pistola de poco calibre pero que serviría para sus propósitos. Luego revisó para ver si tenía algo de dinero o joyas, pero en la oficina no había nada, su padre era un hombre precavido y todo lo guardaba en la caja fuerte o en el banco. Tomó el teléfono, llamando a la única persona de la cual valía la pena hablar o si le iba mal despedirse, le dejo un mensaje en el contestador automático y se fue.
sudando y con la mirada perdida en el horizonte salió de la oficina y del edificio, el tiempo se le acababa y el dinero que necesitaba aun no podía reunirlo con lo cual sus días de respirar podrían ser radicalmente mas corto de lo que el tenia planeado.
El plan en su cabeza era simple y necesitaba repetirlo en a lo menos tres lugares distintos en donde el dinero en efectivo era abundante.
Fue a casa y se vistió para la ocasión, todo en tono negro, tomo el gorro de lana y salió.
Al acercarse a su primer objetivo respiro profundo, sabia que debía hacerlo rápido y sin errores, tomo el revolver le dio una vuelta a la ruleta, seis balas que esperaba no tener que usar, tomo el pasamontañas y se lo puso como mascara. Tomando una ultima gran bocanada de aire y agarrando firmemente la pistola corrió hacia su destino.
Todo pasó muy rápido los detalles casi no se percibieron.
La tienda estaba en ese momento vacía de público y el dueño se aprestaba a cerrar, éste estaba arreglando algo de la mercancía y le estaba dando la espalda a la entrada del local por donde entro corriendo sigilosamente el enmascarado. Inmovilizo al dueño de la tienda dándole un culatazo con la pistola en la nuca, el tipo se desplomo con fuerza, corrió detrás del mostrador de forma torpe, cogió todo lo que pudo metiendolo en una bolsa de papel, dio la vuelta y vio la caja de seguridad, sabia que aquella era la que tenia el gran botín, fue donde el tipo que yacía en el piso del local en busca de las llaves para abrir el candado que la mantenía cerrada junto al muro. Al darse la vuelta vio que el hombre no estaba donde debería, miro sobre el aparador y vio emerger desde la parte inferior de ésta una mano, una con un revolver que descargo unas ruidosas sucesiones de balas en todas direcciones. Entre el pánico que sentía Felipe, también disparó torpemente, arrasando con mercaderías, luces, vidrieras y la caja registradora. En el momento en el que el dueño dejo de disparar dio media vuelta y emprendió la huida, disparando las ultimas tres balas que le quedaban.
Las manos le sudaban, la boca la tenia seca, y los oídos ya no cumplían su función.
El dueño al ver como escapaba, ya sea por la adrenalina que experimentaba, o por no dejar que el ladrón se fuera así sin más, como un cobarde. Salto por encima del mostrador salió atravesando la puerta que tenia unos orificios de bala, al salir a la calle persiguió al sujeto enmascarado hasta tenerlo a una distancia en donde no pudiera fallar, y en carrera disparo esta vez mirando a su objetivo directamente a su espalda, esta vez no herró dándole en tres ocasiones.
Felipe corría cuando sintió las ráfagas que le alcanzaban, mientras sentía como cada vez se le hacia mas difícil el seguir corriendo, y como el plan de huida se le estaba yendo al carajo. En cada paso un poco de vida le sangraba en el camino, sentía como en sus ojos las lagrimas emanaban, a la vez que también su sangre corría desde su torso a los tobillos, su correr se hizo mas lento dio un grito de dolor al sentir que mas tiros se le colaban en la espalda hasta que cayó, agonizando en el piso. sintió que todo se acababa, a su alrededor sangre y monedas que le caían desde los bolsillos del pantalón de diseñador que su madre le compro para su ultimo cumpleaños, un chiste aun más cruel. -El que más tenia, es el que muere sin nada- pensó. Sonriendo amargamente sintió como su luz se apagaba, su respiración se dificultaba, un sueño lo hacia cerrar los ojos, un ultimo suspiro y su corazón dejo de latir.
El sonido de unos disparos despertaron a los vecinos que en ese momento estaban durmiendo o apunto de hacerlo, el estruendoso espectáculo que se produjo en la tienda hizo pensar que el salvaje oeste que se veía en las películas americanas se habían trasladado al Pueblo, las sirenas de la ambulancia que venia y de la policía resonaban a lo lejos, los curiosos se agolpaban para ver el triste desenlace de esa lluvia de balas que había ocurrido solo a unos pasos de sus tranquilos hogares, un hombre yacía en el piso se notaba joven , su cuerpo inerte boca abajo en un charco carmesí que ya no corría más.
Unos reporteros llegaron a los diez minutos, estaban haciendo un reportaje sobre la ciudad de noche, cuando ocurrió el incidente, fue su noche de suerte pensaron.
Mientras entre la multitud un rumor circulaba, quien será ese tipo?, se escuchaba, debe ser un simple delincuente del interior de ciudad de Fresia, un pueblo limítrofe con pueblo viejo.
A cada momento la gente mas se agolpaba, al llegar la policía, acordonaron el lugar y cubrieron el cuerpo con un plástico azul, el cuerpo debía esperar un tiempo ahí ya que el servicio de medico legal debía retirarlo para llevarlo a la morgue para su identificación, al cuerpo solo se le veían los zapatos y un brazo que tenia una cadenilla de poco valor.
De entre la multitud salió una joven que se adelanto a la gente para mirar mejor y al ver el plástico sus ojos se posaron en el brazo que ésta no lograba cubrir. Su cabeza no lo podía asimilar, sus ojos se llenaron de lagrimas y su corazón se oprimía en el pecho, era Felipe, dijo claudia para sí misma, y llorando se alejo.
En el camino encontró a Fernando que venia con lo primero que encontró para levantarse, un pantalón de buzo gris y una pantuflas de muy mal aspecto, claudia al verlo corrió a su encuentro y lloro desconsolada en su pecho, es Felipe decía llorando, es Felipe...
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19 de mayo de 2006
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