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28 de octubre de 2007

Al rozar el agua.


Una mañana, cuando el sol alumbraba fuerte por la ventana, tomó su bicicleta y fue al río a nadar un rato.
Al llegar, ella estaba ahí, y no pudo dejar de mirarla mientras nadaba. Era como una sirena.
Saco algunos cálculos rápidos y fue hasta la otra orilla y se lanzó. Cuando salio de su sumergimiento estaba a dos metros de ella.
- Hola, dijo con la voz ronca y mas viril que tenia.
- Hola, dijo ella sin sonreír.
Siguieron nadando un rato, mientras el sol aun estaba alto.
- Puedo decirte algo sin que te asustes, dijo con el tono simple de siempre.
Ella lo miro, esperando su respuesta.
Se hundió en el agua y emergió frente a ella, y sonriendo le dijo…Te amo...
Y la beso, suavemente saboreando sus labios.
Al separarse ella le sonrió y se sumergió…y nunca volvió a emerger.
Él la espero y la busco, pero no la volvió a ver.

Semanas más tarde, escuchó la historia de la sirena del río. Una chica que murió hace 100 años y nunca fue hallada. Eso lo desconcertó, pero fue hace tanto que ya no le tomo importancia.
Al siguiente año, una mañana soleada, fue al río otra vez.
Y cuando llegó la vio otra vez. Esta vez, era ella la que lo esperaba.
Nado hacia él, lo tomo entre sus brazos y lo beso profundamente…
- Yo también te amo, dijo con la voz más dulce que él había oído jamás.
- ¿Por que no te hallé? ¿Dónde estabas?
- Aquí, siempre he estado aquí.
- ¿Qué quieres decir?
Al ver como él se turbaba, dio media vuelta para sumergirse, pero el la detuvo por el brazo.
- No, no me dejes. Le dijo tiernamente mirándola a los ojos.
- Siempre estaré esperándote aquí. Dijo ella, mirándolo con amor.
- Te amo, dijo él con un hilo de voz.
Mientras ella se sumergía, y él se rendía ante la verdad de su amor, de un amor imposible.

Así, cada año. Cada verano, el iba a ese río todas las mañanas para pasar las primeras horas del día con su amor, su sirena, hasta el día en el que ella se lo llevó y nunca mas se supo de él…
Solo el murmullo del viento al rozar el agua, hacia que se escuchara de vez en vez unas risas lejanas, y uno que otro susurro que dice…Te amaré por siempre.

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