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15 de marzo de 2008

Destino?


A dos meses del compromiso es imposible que me suceda esto, pensó para si Sarah. Aunque siempre que recordaba la situación, un impulso hacia que tocara sus labios con sus fríos dedos. Tomo el bolso y fue a la universidad esperando que no sucediera lo que se imaginaba pudiera suceder.

Felipe esa mañana se quedo dormido para ir a la universidad, se ducho como pudo una tos persistente se apodero de su pecho, claro estaba que la lluvia que se tomo hace un par de días no le hizo nada bien. Se puso el poleron azul y salio sin desayuno.

Sarah tomo un cigarrillo y lo encendió, la primera pitada de la mañana le quitaba el apetito, esperando el bus que la llevaría al centro donde estaba la universidad. El viento jugaba con su pelo mientras ella fumaba apostada en un paradero sin paredes.

Felipe para variar tomo el bus que no le correspondía y se quedo dormido en el. Despertó cuando solo veía paisajes campestres y fabricas que nunca había visto. Segundos mas tarde el chofer se inclina en su haciendo y dice con voz de pocos amigos- hasta acá llegamos cabrito, el paradero. Felipe solo atino a bajarse con prisa, se acercó a un bombero de una gasolinera y le pregunto donde estaba. – San Bernardo dijo el tipo, con una sonrisa amarillenta al ver el desconcierto en la cara del joven.

Fue al paradero más cercano y vio como su suerte cambiaba, en la lejanía venia un bus que en su parte superior se leía santiago expresso. Excelente se dijo para si, al ver la hora y sacar rápidamente los cálculos, solo se perdería la primera clase, que en realidad no era tan importante.
El bus se detuvo y Felipe pago el boleto, al ir a tomar asiento pudo ver algo que podría ser una ilusión, a lo mejor aun no despierto- pensó para sí. En el sexto asiento en la segunda fila del bus con los ojos cerrados y apoyada una mano con gracia en su cabeza, estaba Sarah.
Si esto no es el destino, pues no se que es lo que es.

Se sentó y estuvo quieto unos quince minutos, hasta que la fuerza de su mirada hizo que ella despertara.
Al abrir ella los ojos pensó que seguía dormida y balbuceo- no puede ser, a lo que Felipe contesto- pues así es.
- ¿como es que tu estas tomando un bus acá? ¿O me estas siguiendo?- dijo Sarah
- creo que tendrás que creerme cuando te digo que el destino nos esta dando la oportunidad de que hagamos lo correcto-dijo Felipe muy seriamente y perdiéndose en los ojos color miel de ella.
- No puedo creer que esperes que te crea.
- No es una cosa de creer, sino de sentir.
- Déjame aclararte una cosa Felipe, yo me caso dentro de unos meses, no pienso estar haciendo estupideces.
- Déjame contarte lo que me dijo la anciana
- Ya me lo contaste y no me convenciste
Tomando suavemente su mano entre las suyas, Felipe la miro con tal ternura que Sarah guardo silencio sin que tuviera él que pedírselo.
- te conté solo una parte, hoy pretendo contártelo todo.
- Espero que seas rápido estamos cerca de santiago ya.
- Todo se resume en una acción
- ¿Como así?
Con su mano, apretó suavemente la muñeca de Sarah, y deslizo sus dedos sobre ella
Un escalofrió recorrió su cuerpo y solo pudo contener la respiración.

- esto lo hice la primera vez hace 70 años, dijo muy seriamente Felipe
- esto no significa nada-dijo Sarah sonrojada.
- lo raro esta, en que se te forma una mancha en forma de roza en la muñeca cada vez que lo hacia…

Ambos miraron con atención la muñeca en cuestión y nada sucedió…
Felipe quedo en silencio y Sarah respiro mas tranquila.
Llegaron a santiago en un minuto y Sarah se fue corriendo y no pudo ver como Felipe le dejaba un papel en la mochila.

Cuando Sarah llego a la universidad se sentía rara, no aliviada sino como confundida. Algo le paso en ese momento, y si bien no sucedió lo que Felipe pretendía ella algo sintió.
La picazón hizo que se rascara delicadamente el brazo, al mirar en su muñeca se había formado una mancha rojiza en forma de roza, lo que le aceleró el corazón.

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